Argentina se posiciona cada vez más como un jugador clave en la producción global de leche. De acuerdo con Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), el país cuenta con un “potencial tremendo” para ganar espacio en el mercado internacional, especialmente en un contexto donde los 27 países de la Unión Europea atraviesan una retracción en su producción debido a restricciones ambientales, menor disponibilidad de mano de obra y recortes en subsidios.
Actualmente, Brasil es el principal destino de las exportaciones argentinas, concentrando cerca del 50% de los envíos. Este socio estratégico, que es deficitario en su producción local, incluso recibe leche en polvo argentina a través de transporte terrestre. Además de Brasil, otros mercados relevantes son Argelia y más de 60 países que importan lácteos argentinos, lo que refuerza la proyección global del sector.
En relación con la investigación abierta en Brasil por supuesto dumping en la importación de leche en polvo, Giraudo señaló que no existen fundamentos sólidos para dicha acusación. Según explicó, este tipo de medidas suelen responder a coyunturas internas del mercado brasileño, y en este caso ha primado la cordura al descartar la existencia de prácticas desleales.
No obstante, la situación para los productores locales presenta ciertos desafíos. El precio de la leche al productor se ha ajustado por debajo de la inflación, lo que limita la rentabilidad, en especial para los tambos más pequeños. Aunque la actividad se mantiene rentable en promedio, los márgenes son cada vez más estrechos, lo que genera preocupación en el sector.
Con estos retos y oportunidades, Argentina reafirma su papel como potencia láctea mundial, con la posibilidad de fortalecer aún más su presencia en mercados internacionales en los próximos años.
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